Valiente
30 Octubre 09
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Alfonso Ussia
La valentía no consiste en dejarse morder por un perro Rotweiller que te ataca cuando hay una agradable tapia a un metro de distancia en la que poder encaramarse. Eso no es valentía, sino necedad. La valentía es ir a la contra en un mundo manso, interesado y cínico que ha elegido un rumbo deprimente y podrido. Amilibia ha hecho, una vez más, una gran entrevista y nos ha presentado a un valiente.
El actor y escritor valenciano Toni Cantó. Discrepar en su profesión del sindicato de la ceja, del sindicato del pesebre, del sindicato de los mudos y del sindicato de los imbéciles, es adoptar una posición valiente y admirable. «Protestar contra Bush y no contra ETA es de cobardes». Lo llevo escribiendo muchos años.
Esa pegatina del «No a la ETA» no ha existido jamás en los cineastas –que el cine me perdone– del subgénero español.
Cuando Amilibia le recuerda que el probable actor Guillermo Toledo ha dicho que él es un «‘kale borroka’ de la leche», Cantó no se para en barras. «Yo procuraría estar siempre lejos de un hijo de puta de la ‘kale borroka’». Y no se aflige cuando se sincera. «No protestar contra el PSOE lo mismo que contra el PP es demasiado obvio».
Amilibia le pregunta si sabe de actores a los que no les gusta Zapatero. Y en la respuesta de Toni Cantó hay firmeza y denuncia. «Sí, pero parece que no se atreven a decirlo. A mí no me gusta Zapatero».
No comentó un hecho superficial y sin importancia. En los últimos años, aquí en España, a espaldas de la ciudadanía, se está derrochando el dinero público en beneficio de un grupo de títeres que se creen los únicos propietarios de nuestro cine y nuestro teatro, con mucha diferencia a favor del primero.
La profesión de actor necesita un repaso de limpieza, y todo empieza por un acto de valentía como el de Toni Cantó. Conozco y quiero a muchos actores que en privado sueltan sapos y culebras por su boca hablando de las fechorías artísticas y económicas de productores, directores, guionistas y cómicos que viven de gorra de todos nosotros. Pero en público, no se atreven a decirlo. El silencio es más que una cobardía. Es complicidad.
No hay que exigirle a Guillermo Toledo que se ponga una pegatina con el «No a la ETA» porque él mismo ha reconocido –y le honra la deshonra de su reconocimiento–, que está con los de la «kale borroka». No hay que exigirle a la actriz secundaria de la calle de Sevilla y madre de un buen actor que se ponga el «No a la ETA» durante sus estancias en San Sebastián porque demostró lo lejos que se halla de ese mensaje cuando entregó a Jone Goricelaya, la abogada etarra y batasuna, una rosa blanca entre los aplausos de sus compañeras de la Ceja.
Pero a los actores que están fuera del reparto de bienes públicos y los enchufes del Ministerio de Cultura, sí hay que exigirles que abran la boca. Con la misma naturalidad y valentía que Toni Cantó.
Zapatero es temporal y el dinero puede acabarse. Me veo a Luppi de taxista en Buenos Aires dando el tostón a los clientes desprevenidos.
La imagen de los actores está manchada, y voces como las de Toni Cantó demandan más valentía para limpiarla. A los valientes sólo les dejan en su soledad los cobardes. Vamos, que no pasa nada.
2 comentarios:
No me gustan los cementerios, me producen mucha tristeza cada vez que los visito y hoy es para mí un día de esos, pero es ley de vida.
A los cementerios no hay que tenerles miedo, hay que tenerles miedo a las ciudades, pero a los muertos no, a los vivales, los cementerios son dormitorios donde duermen los que nos han precedido, inspiran paz, respeto, auque el respeto era amtes, con las tropeloas que los ayuntamientos estan cometiendo con los muertos ese respeto se ha perdido desgraciadamente Un saludo y pierdcele ese miedo, a mi me encamnta en un buen dia ir por alli a pasasear por la tranquilidad que se respira
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