Monseñor Piris, Obispo de Lerida, es un Ladron




EL Obispo Piris, de Lerida, es un ladrón


sábado, 15 de enero de 2011

Diecinueve años en coma… ¡y despertó!

Diecinueve años en coma… ¡y despertó!

Por: Clemente Ferrer
Diecinueve años en coma. El polaco Jan Grzebski, de 65 años, ocupó un lugar destacado en los medios de comunicación de todo el mundo. Y por un hecho extraordinario; despertó de su larga ausencia física, que no espiritual.

Ferroviario de profesión, en 1988 sufrió un gravísimo accidente laboral. Y cayó en un profundo coma. Pero recuperó la conciencia por completo. Afirma que durante estos años fue consciente de todo lo que pasaba a su alrededor, aunque no podía moverse ni hablar. Su mujer nunca lo abandonó. Su profunda fe en Dios le hacía confiar en un milagro; que su marido y padre de sus hijos, volviera a la vida. Ella nunca perdió la esperanza en Dios. Y se opuso rotundamente a la aplicación de la eutanasia, para que Jan no sufriera, le aconsejaban. No lo aceptó porque tenía fe y creía que su marido sanaría.
Gran confusión para todos los eruditos que, cegados por su soberbia, creen estar en posesión de la verdad, del bien y del mal, de los destinos del ser humano. Jan afirmó que le debe la vida a su mujer, por la que profesará un profundo agradecimiento el resto de toda su existencia. Oía las conversaciones de los médicos y sus eruditos comentarios de que no sobreviviría. Y él lo único que quería era vivir. Deseaba ardientemente existir y los médicos planificaban su eliminación. Escuchaba todas las conversaciones de los facultativos. Jan estaba vivo y era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor.
No es lícito matar a un ser humano para no verle sufrir o no hacerle sufrir. Nadie puede autorizar la muerte de un ser trascendental, aunque sea un enfermo incurable, agonizante o en estado de coma profundo. Los cuidados paliativos son un remedio para estas situaciones dolorosas.
La inducción a la eutanasia, atrapar a la muerte, de modo adelantado poniendo fin a la propia existencia, es perversa. Nos topamos ante la cultura de la muerte que triunfa en las sociedades opulentas.
A mí se me vienen a la mente las palabras de Juan Pablo II: “Confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana”.
Clemente Ferrer
Presidente del Instituto Europeo de Marketing

2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

Pues ya sabemos cual hubiera sido el destino de Jan Grzebski, de caer en manos del Dr Montes,sus acólitos, y aquellos que defienden la "cultura de la muerte", la eutanasia, a la que eufemísticamente llaman "muerte digna".

Saludos.

BOIRA_A dijo...

Siempre Natalia hay un punto de esperanza, por eso yo tampoco soy partidaria de la eutanasia, ni la fomento, es un asesinato

Un saludo

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