Monseñor Piris, Obispo de Lerida, es un Ladron




EL Obispo Piris, de Lerida, es un ladrón


lunes, 25 de febrero de 2008

Los Sitios de Zaragoza.

Los Sitios de Zaragoza.
Barón Lejeune, Ed. Carlos Riba, pp. 316-317 Salida de las tropas españolas.- Al rayar el día 21 de Febrero, todos los puestos exteriores de la ciudad estaban ocupados por los franceses. Al mediodía nuestro ejército, poco numeroso, pero
imponente, sin embargo, por su marcial presencia, estaba alineado en orden de batalla, con la yesca encendida, dando frente al Ebro, sobre la carretera de Alagón; tenía, además, sus reservas bien colocadas para el caso de algún contratiempo. La
columna española desfiló en formación con sus banderas y sus armas.

Jamás un espectáculo más triste ni conmovedor vieron nunca nuestros ojos. Trece mil hombres, enfermos, llevando en la sangre el germen del contagio y todos espantosamente demacrados, con la barba larga, negra y enmarañada, sin fuerza siquiera para sostener sus armas, se arrastraban lentamente al compás del tambor. Sus ropas estaban sucias y destrozadas. Todo en ellos reflejaba el cuadro de la más espeluznante miseria.

Un sentimiento de orgullo y de fiereza indefinible aparecía aún a través de los rasgos de sus lívidos semblantes, completamente ennegrecidos por el humo de la pólvora y sombríos de ira y de tristeza.

El ceñidor español, de color vivo, dibujaba su talle; el gran sombrero redondo, adornado con negras plumas de gallo ó de buitre, sombreaba su frente, y la capa gris o la manta echada al desgaire por encima de todos estos variados trajes de
aragoneses, catalanes y valencianos llegaban hasta dar gracia y casi puede decirse elegancia a sus vestidos destrozados en tan nobles fatigas, y a los negruzcos harapos con que estaban cubiertos aquellos vivientes espectros.

Sus mujeres y sus hijos llorosos, que obstruían las filas, tornaban con frecuencia su corazón a la Virgen, a quien imploraban todavía. Muchos de aquellos bravos, en el momento de deponer las armas y entregarnos sus banderas, sintieron un acceso violento de desesperación. Sus ojos centelleaban de cólera, y sus miradas feroces
parecían que contaban nuestras filas y que sentían vivamente haber cedido ante un número tan pequeño de enemigos. Partieron para Francia y ¡Zaragoza estaba conquistada! Así terminó aquel sitio memorable que tiene semejanzas Torre Nueva con cuya novedad cesó inmediatamente aquel fuego tan infernal y furioso, y se presentó un oficial francés el que, reunido con los comisionados, que lo fueron los señores regente de la Audiencia, el caballero Intendente, el marqués de Fuenteolivar, el brigadier D. Manuel Peñas, inspector de infantería y el teniente coronel D. Mariano Cerezo, gobernador del Castillo, pasaron a presentarse al mariscal Lannes, duque de
Montebello, general en jede del ejército francés a la Casablanca, y otorgaron la capitulación que firmaron ya alta noche.

No hay comentarios:

Blog Hispanico

Enlance a Directorio maestro

Directorio de blog de España

Directorio de blogs en España