Los Sitios vistos por un francés.
J. Belmas, Comuniter, 2003, p. 151.
El 21 de febrero, al mediodía, la guarnición salió por la puerta del Portillo. Desfiló delante del mariscal Lannes y depuso las armas al pie del castillo. De 31.000hombres de que se componía al principio del sitio, no contaba más que con 8.200. Daba pena ver a estos desgraciados. Se recogió un gran número de soldados que se habían ocultado en las casas; y, añadiéndolos a los que habían capturado en el
arrabal, el número de prisioneros se elevó a 12.000.
El resto de la guarnición se encontraba en los hospitales o había perecido por las armas o por las enfermedades.
Los prisioneros fueron inmediatamente enviados a Bayona en tres columnas, bajo la escolta del general Morlot, con el 116º y el 117º de Línea. El mariscal Lannes ordenó partir al mismo tiempo, hacia París, al general Lejeune, ayuda de campo del
príncipe Berthier, mayor general, para anunciar al Emperador la caída de Zaragoza. Nombró al general Laval gobernador de la ciudad y creó una nueva junta. Los habitantes fueron desarmados por la autoridad municipal. Una guardia fue colocada en
el cuartel de Palafox, para asegurar su persona, esperando que pudiera ser conducido a Francia.
Nuestras tropas ocuparon las puertas de la ciudad y las calles principales; pero el ejército quedó acampado fuera de los muros para evitar el contagio de la epidemia.
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