Monseñor Piris, Obispo de Lerida, es un Ladron




EL Obispo Piris, de Lerida, es un ladrón


domingo, 23 de agosto de 2009

EL PERRO

EL PERRO
Un carnicero estaba a punto de cerrar
su negocio cuando vio entrar un perro.
Trató de espantarlo, pero el perro
volvió.

Nuevamente intento espantarlo, pero
entonces se dio cuenta que el animal
traía un sobre en el hocico.

Curioso el carnicero abrió el sobre y
en su interior encontró un billete de
100 euros y una nota que decía: ¿Podría
mandarme con el perro 1kg de carne
picada de res y 1/2kg de pata de
cerdo?

Asombrado, el carnicero tomó el
dinero, colocó la carne molida y la
pierna de cerdo en una bolsa y puso la
bolsa junto al perro, pero olvidó darle
el cambio al perro.

El perro empezó a gruñir y a
mostrarle los colmillos.

Al darse cuenta de su error, el
carnicero puso el cambio del billete en
la bolsa; el perro se calmó, tomó la
bolsa en el hocico y salió del
establecimiento.

El carnicero, impresionado, decidió
seguir al can y cerró a toda prisa su
negocio.
El animal bajó por la calle hasta el
primer semáforo, donde se sentó en la
acera y aguardó para poder cruzar.

Luego atravesó la calle y caminó
hasta una parada de autobús, con el
carnicero siguiéndole de cerca. En la
parada, cuando vio que era el autobús
correcto, subió seguido por el
carnicero.

El carnicero, boquiabierto, observó
que el can, erguido sobre las patas
traseras, tocó el timbre para
descender, siempre con la bolsa en el
hocico.

Perro y carnicero caminaron por la
calle hasta que el animal se detuvo en
una casa, donde puso las compras junto
a la puerta y, retirándose un poco, se
lanzó contra esta, golpeándola fuerte.
Repitió la acción varias veces, pero
nadie respondió en la casa.

En el colmo del asombro, el carnicero
vio al perro tomar la bolsa con el
hocico, rodear la casa, saltar una
cerca y dirigirse a una ventana. Una
vez allí, toco con las patas en el
vidrio varias veces sin soltar la
bolsa; luego regresó a la puerta.

En ese momento, un hombre abrió la
puerta... ¡y comenzó a golpear al
perro! El carnicero corrió hasta el
hombre para impedirlo, diciéndole: Por
Dios, amigo ¿Qué es lo que esta
haciendo? ¡Su perro es un genio!....
¡Es único!

El hombre, evidentemente molesto,
respondió: ¡¿Qué genio ni qué mierda!!
Esta es la segunda vez en esta semana
que al muy estúpido se le olvidan las
llaves.... y yo en el baño.

MORALEJA:

Por más que te esfuerces y cumplas
mas allá de tu deber en el trabajo, a
los ojos de un jefe siempre estarás por
debajo de lo que él pretende.

Hay que controlar los niveles de
soberbia, e intransigencia, y mejoras
de verdad tu nivel de vida.

Reenvía esta moraleja a quien creas
que trabaje como un PERRO, fiel,
honesto, generoso, alegre,
incansable.

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