Monseñor Piris, Obispo de Lerida, es un Ladron




EL Obispo Piris, de Lerida, es un ladrón


sábado, 22 de enero de 2011

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José Luis Mateos Barrionuevo     
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Las noticias de Aragón    
   
El barbado alcalde de Valladolid ha recordado las delaciones que sufrían judíos o comunistas por parte del régimen nazi, a propósito de las denuncias a los ciudadanos que fuman, indebidamente instigadas por la ministra de Sanidad, Leire Pajín, muñidora de la Ley Antitabaco. Dejando aparte las anteriores e impresentables declaraciones sobre los “morritos” de la ministra por parte del mismo primer edil, observo que a éste le están poniendo a caldo por decir algo que pensamos casi todos los que tenemos verdadera memoria histórica.

Lo que ocurre es que toda la vida las gentes de cada época creemos que no se pueden volver a repetir hechos execrables y trágicos. Pero sí que se repiten, aunque con otros ropajes y protagonistas. La Historia es así. Cíclica.

Cierto que el tabaco perjudica al fumador activo y al pasivo. Cierto que la norma ya existía. Cierto que nuestros próceres socialistas parece que han arrojado ya la toalla, y quieren perder las elecciones generales a toda costa para pasarle la patata caliente de la crisis a Rajoy. Con lo cual, podrán volver a sacar a la gente a la calle -que es lo suyo-, como cuando lo de la guerra de Irak.

“Así perderemos aún más votos, que es, en definitiva, lo que queremos”. Y por eso mismo, es igualmente cierto que es preciso –desde su punto de vista- legislar deprisa y corriendo para molestar al mayor número de gente posible, aunque los beneficiarios de esta Ley tampoco es que la estuviesen pidiendo a gritos, aun teniendo también sus buenas razones. Y que conste que no he fumado más que en los ritos iniciáticos de la adolescencia, cuando nos escapábamos de clase para echar unas caladas que nos harían hombres bien deprisa, creíamos.

Pero lo grave no es eso, sino que el hecho de que el alcalde pucelano haya mentado a Hitler y sus secuaces –lo mismo podía haber hecho con Stalin, pero no era tan políticamente correcto- ha destapado la caja de los truenos. Por algo será.

¡Sí! Se invita a la gente a delatar al de al lado. Estado policial se llama eso. No parece que deba ser  cosa del ciudadano de a pie ni de los dueños de los bares, sino de la autoridad, que es la que tiene competencias  para el estricto cumplimiento de la Ley. Eso sólo se puede hacer con asesinos, terroristas e incluso ladrones, pero no con los millones de fumadores, que mirarán de reojo al compañero de la barra del bar, por si acaso.

Y es que tenemos ya abundantes muestras de un Estado policial que se va imponiendo en el mundo. Sin necesidad de recordar a los hijos de las juventudes hitlerianas que denunciaban a sus padres, lo que cuenta muy bien en su obra el dramaturgo Bertolt Brecht. El ver todo esto normal es el primer paso.

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